En estas lecturas se nos
advierten una vez más que la cercanía a Dios implica siempre un cambio
profundo tanto en nuestras existencias como en nuestros modos de
relación social, político y religioso. La divinidad desvía nuestras
miradas de los lugares cotidianos y reclama otro modo de ver las
situaciones y los momentos históricos que atravesamos. Pero también
reclama que seamos conscientes de las situaciones precarias que
provocamos sobre el resto. Nuestras posiciones privilegiadas de etnia,
religión, género o situación económica y laboral nos sitúan diariamente,
y las posiciones conllevan siempre efectos. Así estas lecturas parecen
mostrar un estribillo común. Los que nos rodean, sus vidas, las
situaciones que atraviesan son nuestra responsabilidad. Esta perspectiva
ética, para las personas creyentes se apoya en un descubrimiento, hemos
sido amadas por Dios. El amor se convierte, una vez más, en la medida
que debe aplicarse en nuestra vida para que esta florezca.
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Primera Lectura
Lectura del libro del Éxodo 22, 20-26
Así dice el Señor:
«No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No
explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos
gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a
espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses.
Si
tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de
ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y
dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque
yo soy compasivo.»
Salmo
Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor;
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10
Hermanos:
Sabéis cuál
fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros
seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre
tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un
modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.
Desde
vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y
en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de
boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar
nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos
hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo
Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que
nos libra del castigo futuro.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los
fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron
grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para
ponerlo a prueba:
- «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
- “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» |
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