Introducción
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Recientemente, el papa Francisco ha visitado a los dominicos en Bolonia. Ha orado ante la tumba de Domingo de Guzmán y ha dejado un mensaje a los hermanos. En él les explica que ha orado al santo por la Orden pidiendo: “la gracia de la fidelidad a la herencia recibida”. La herencia recibida de la Predicación del evangelio, palabra profética, es a la que intentamos ser fieles desde este espacio.
Las lecturas de este domingo nos invitan a vivir desde la experiencia de la pobreza y la humildad, como hijos e hijas de Dios que somos: su cercanía a nuestras vidas nos muestra, en un espejo, un modelo de comportamiento con quienes nos rodean, más lejos y más cerca porque, al fin y al cabo, todos y todas somos hijos e hijas del mismo Dios. |
| Dña. Montserrat Escribano
CPJA-El Levantazo-Valencia |
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Lecturas
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Primera Lectura
Lectura de la profecía de Malaquías 1, 14b-2, 2b. 8-10
«Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones
-dice el Señor de los ejércitos-.
Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes.
Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre
-dice el Señor de los ejércitos-, os enviaré mi maldición.
Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley,
Habéis invalidado mi alianza con Leví -dice el Señor de los ejércitos-.
Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo,
por no haber guardado mis caminos,
y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley.
¿No tenemos todos un solo padre?
¿No nos creó el mismo Señor?
Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo,
profanando la alianza de nuestros padres? »
Salmo
Sal 130, 1. 2. 3 R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad. R.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre. R.
Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. R.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7b-9. 13
Hermanos:
Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos.
Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Ésa es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
- «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» |
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