La Celebración inició a las 10:30 de
la mañana, fue presidida por el Padre Guillermo y Padre José María Bueno;
asistieron hermanos de la Orden de
Predicadores, Laicas Dominicas Asociadas a la Congregación y Comunidad
de hermanas de la capital e interior del país.
Fue una celebración emotiva y
concurrida; los cantos fueron elegidos para vivir en pleno sentido cada momento,
de forma que la liturgia nos pusiera en sintonía de unidad fraterna.
La Comunidad preparó un agasajo para
todos los invitados para así tener un momento de cercanía y fraternidad.
Para las hermanas el recorrido por
la vida durante
estos 50 años y 75 años de vida religiosa conllevan un sentido
profundo de todo lo que han vivido, lo
esencial es y
será siempre, el
amor de Dios
que dirige sus vidas y
las cuida desde
dentro. Solo en
torno a su amor, se
ha ido forjando
su verdadera existencia y su
misión como vida consagrada.
Solo queda dar gracias a
Dios por los años de servicio y amor a
la Iglesia y Comunidad.
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