jueves, 10 de marzo de 2016

Los medios más eficaces contra los maleficios




        Confesarse a menudo y bien (si  es  posible cada semana).
·         El  demonio teme tanto la confesión que hará  todo por impedirla.  La presencia,  en la casa,  de  una persona que blasfeme  o  no  practique  es  un  gran  obstáculo  para  la liberación.
        Rezar mañana  y noche,  y antes y después  de  las  comidas.
        Rezar  cada  día un  rosario  entero: Misterios  Gozosos  o  Luminosos, Dolorosos y Gloriosos. Sor Lucía de Fátima dijo al  padre  Frientes  "No hay  problema  ni  asunto de  orden  temporal  y sobre  todo  espiritual, por difícil  que  sea, en cada una de  nuestras vidas personales, de  nuestras familias,  de las familias  del mundo o de las  comunidades  religiosas o incluso de la vida de los  pueblos  y de las  naciones,  que no  pueda ser  resuelta por el  Rosario." Rezarlo con fe  y lentamente.
        Un  caminar  serio  en  la  fe,  instruyéndonos  en  nuestra religión, y una verdadera vuelta a Dios.
¨       Cada día (si  es  posible)  la santa  misa  y la santa comunión.  No podemos vencer al  Maligno sin participar en el santo sacrificio  y sin  recibir cada día la  santa comunión.
·         .,  Hacer actas  de  fe  cada  día  a  nuestro  Señor  diciéndole que le amamos  y que queremos amarle.
        Ayunar como Jesús lo ha  recomendado.
        Hacer tantas oraciones de liberación como podamos.
·          Hacer siempre la oración a nuestro ángel  de la guarda.
¨       La  adoración eucarística.
        Las  oraciones  de  liberación  y  de  exorcismo  hechas  por un sacerdote.
·         . Usar a menudo agua exorcizada y sal  exorcizada:  la sal  sirve para sazonar  la  comida y  la  podemos poner en las cuatro  esquinas  de  la  sala.  Podemos  llevar  encima  un poco  de  sal  exorcizada.  La  sal  y  el  aceite  exorcizados tienen gran  poder para proteger las  casas  y  los  lugares contra los ruidos  y las presencias maléficas.
Síntomas de presencias maléficas Cabeza:
  Se sufren dolores de cabeza día y noche sin parar.
  Síntomas de agitaciones que afectan al sueño.
  Dificultad  para  dormir,  pesadillas  o  sueños  con  cosas horribles que dan  miedo e  impresionan fuertemente el espíritu y lo angustian.
  Estos síntomas se pueden encontrar juntos o aislados.
  Mayor fatiga y agotamiento en el momento de levantarse,  para  empezar  tareas  que  antes  se  hacían  con gusto.
Las perturbaciones del sueño hacen que se pierda la personalidad  por  el  debilitamiento  de  la  capacidad  de autocontrol y de autonomía.
Estómago: La  manera  más  eficaz  de  hacer  daño  suele  consistir  en introducir el  maleficio  en  el  interior del cuerpo: se  suele usar  una  comida  o  una bebida en  la  que  se  ha  mezclado materia maléfica. Síntomas susceptibles  de indicar que se ha  tragado un maleficio: dificultad para digerir, sensación de estómago hinchado, anorexia, dolores o pesadez, tentativas  de  vómito  repetidas  o  incluso  violentas,  pero  no seguidas de efecto sino de un poco de saliva.
Aversión hacia lo sagrado : Es  evidente  que  Satanás  hará  todo  lo  posible  para  que  el sujeto  en  cuestión se  aleje  de Dios, de  la oración  y de  los sacramentos. Le alejará de la eucaristía, le causará desagrado encontrarse en  una iglesia,  le provocará  náuseas,  opresión, pérdida de conciencia y confusión mema! y,  al  final,  la persona ya no tendrá tiempo para rezar.  Le  resultará imposible concentrarse  a  causa  de  las  distracciones  continuas  y  será presa de unas invencibles ganas de  bostezar,  reír o dormir.
Obstáculos para la liberación
  El  rencor o el  rechazo  de  perdonar es  el  mayor impedimento. "Perdonad y seréis perdonados" (Mt 6,14), "Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los  que nos ofenden" (Mt 6,12).
  La falta de esfuerzo personal. Se espera rodo del sacerdote o de las  personas que oran.  Hay que  combatir todos los  días.
  La  falta de expiación o de reparación por nuestros pecados.  Nos incumbe la  obligación de  reparar con  el amor y la oración.
  Una práctica de magia, nunca confesada en la  infancia, hecha a sabiendas  o por diversión.
  Un  pecado  grave  no  confesado  del  que  no  queremos acusarnos y del que no  queremos arrepentirnos y pedir perdón a Dios.
  Un pacto con Satanás o cualquier otra forma de atadura con  el  demonio  para  obtener  algo  de  él,  que  ocultamos.
  El  aborto.  Los  demonios atormentan a las  mujeres que han abortado y la oración que no soportan es  el acto de contrición  que se  dice  diez  veces  seguidas  de  rodillas.
El  demonio teme ramo la confesión que hará  todo por impedirla.  La presencia,  en la casa,  de  una persona que

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